El miércoles conocimos el dato de inflación en estados unidos, el cual se ubicó en 5.4% a tasa anualizada en el mes de julio, un 0.5 mensual, por su parte la inflación subyacente aumento 0.30% para alcanzar un 4.3% en términos anuales.

El dato de la inflación subyacente podría representar un argumento para que la Reserva Federal continue con una política menos restrictiva, la información de julio supondría que la subida de precios podría iniciar un descenso y se encaminaría a los objetivos de la FED, algunos analistas se trazan un objetivo de mediano plazo hacía el 3%.

Los componentes principales que han impulsado esta subida de precios son el alojamiento, los energéticos y el transporte, aunque en el último informe los aumentos fueron moderados; comenzamos a observar una desaceleración en los precios después del fuerte impulso provocado por la reactivación de la demanda, factores también como el desabasto de suministros influyeron en el comportamiento de la inflación.

Después del cierre económico observamos un fuerte repunte y los altos niveles inflacionarios eran previstos por una base comparativa baja o prácticamente nula, a partir de este momento podría interpretarse este último dato como un pico, los precios se estancaron respecto al mes de junio, la actividad económica ya se ha recuperado en gran parte y podríamos ver una estabilidad en el consumo de los estadounidenses.

Incluso los riesgos como la variante Delta del COVID y el posible regreso al confinamiento reforzaría la inflexión en el IPC, debido a que volveríamos a ver una disminución en la demanda, dado el gran avance que se ha dado en los procesos de vacunación, consideramos baja la posibilidad de un cierre económico nuevamente, pero sí se implementan algunas medidas de restricción afectaría en la actividad económica y sería un freno al impulso en los precios al menos en el corto plazo.